¡NO a las dietas!

21 de Junio del 2022
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La trampa del control con la alimentación: NO a las dietas.

La dieta hipocalórica, la keto, la cetogénica, la proteica, la paleo, la detox, la alcalina… ¿cuántas de estas has probado o has visto seguir a personas de tu alrededor?

Las dietas, además de ofrecernos “bajar de peso”, “convertirnos en personas atractivas para la sociedad” o “ser personas más saludables”, lo que más nos dan es control. Y ¿por qué nos gusta controlar lo que comemos?

Como comenta nuestra psicóloga Denisa Praje, especializada en problemas de la alimentación e insatisfacción corporal, “todas las personas queremos controlar, algunas más y otras menos, pero a todas nos gusta tener bajo control ciertos aspectos de nuestra vida. Sin embargo, el deseo de control puede interferir de manera muy directa con aquellas personas con problemas de alimentación, en especial en aquellos problemas  restrictivos u obsesivos con ciertos alimentos.”

El control a corto plazo da satisfacción, sin embargo, a medio o largo plazo la persona se vuelve esclava de esta tendencia. ¿Por qué? Porque siempre puede haber algo más que controlar. 

Y, ¿por qué caemos fácilmente en buscar control en la comida?

Como indica Denisa Praje, “el deseo de control excesivo suele venir de un malestar intenso ante la incertidumbre o de una falta de autonomía en otras áreas en las que percibimos  que no se controla. A veces se busca el control a través de la comida porque es lo más accesible que se tiene para controlar.” De esta manera, compensamos la falta de autonomía en otras áreas con la comida

Señales que indican que puedas tener una mala relación con la comida: 

 

  • Te sientes culpable por acudir a la comida cuando te sientes triste o estresada.

Hemos crecido en una sociedad en la que regulamos las emociones con la comida: la típica imagen de la chica triste con un helado de chocolate viendo la tele, comprar un helado al niño por haber aprobado el exámen… Regular nuestras emociones con comida es algo a lo que nos han acostumbrado. El problema es cuando es la única herramienta con la que contamos para regular tus emociones, pero no debes sentirte culpable por relacionar las emociones con la comida. 

  • Piensas en lo que has comido todos los días

Somos algo más que un cuerpo. Y tendemos a pensar mucho en el físico y en los cambios que sufre éste. No te obsesiones con la comida y con tu cuerpo. 

  • Intentas constantemente hacer dietas 

¿Tener hambre? ¿Qué es eso? Ya no eres capaz de determinar cuando tienes hambre y cuando no porque vives en una dieta constante. 

  • Te da pánico comer “alimentos prohibidos”

Cuanto más culpabilizamos a los alimentos por “engordar”, más ansiedad nos provocará la hora de la comida. Lo ideal es adoptar hábitos saludable sostenibles que no prohiban alimentos, pero sí los puedas comer de vez en cuando si es que te gustan. 

 

La idea sería empezar a soltar esa necesidad de control y aprender a relacionarnos  con la incertidumbre. El control es tramposo, porque es insaciable y siempre te va a pedir más. Al final, pierdes el control del control. Hacer una dieta restrictiva es el factor principal de riesgo para desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria. 

Piensa que  hay una falsa promesa detrás de las dietas: de conseguir el cuerpo ideal, de conseguir estar a gusto con una misma o de que aunque no me ha funcionado hasta ahora, en esta nueva dieta sí va a funcionar. Pero “ya os vengo yo a hacer el spoiler, no va a funcionar.”, comenta Denisa.

¿Qué pasaría si todo el tiempo que has dedicado a las dietas o a bajar de peso con trucos y esfuerzos, los hubieses dedicado a la aceptación o al cambio de hábitos sostenibles en el tiempo? ¿Dónde estarías ahora? Pues nunca es tarde para empezar. 

Si quieres saber más sobre este tema, no te pierdas nuestro podcast “Cómo Mejorar mi relación con la comida” realizado por la psicóloga Denisa Praje.

Disponible en nuestra app Calíope.

 

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